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De primero, insectos

Hace unos días la  FAO destacó las claves para que el futuro para la lucha contra el hambre en el mundo.

Según el director general de la Organización de la de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, los bosques, los árboles y los sistemas agroforestales son vitales para la luchar contra el hambre. Sin embargo, lo que más llamó la atención de los medios de comunicación es que también se tuviese en cuenta y se plantease comer insectos como una fuente de alimentación alternativa y eficiente.

Aquí, cuando nos hablan de comer insectos arrugamos la nariz, pero lo que debemos tener en cuenta es que cuando en otros lugares decimos que comemos, por ejemplo, mejillones, son los otros los que nos miran con cara de asco.

Desde el punto de vista nutritivo (y dejando atrás que en nuestra cultura comer insectos es algo de lo más raro) podemos decir que los insectos son algo así como comer un buen filete, con grandes cantidades de proteínas, hierro, calcio.

Desde el punto de vista de la eficiencia, al producir alimentos los insectos también ganan a nuestra comida tradicional, para producir un kilo de carne, una vaca necesita 8 kilos de pienso mientras que para producir un kilo de carne de insectos solo se necesitan dos kilos de pienso.

Actualmente en España ya existen granjas en las que se produce la cría de insectos para alimentación de mascotas y animales en zoológicos, para que este consumo pasase al ser humano sería necesario realizar algunos cambios a nivel de legislación y, sobre todo cambios en nuestro nivel de tolerancia respecto a este tipo de alimentación.

isa: Ingeniera técnica agrícola y licenciada en ciencias ambientales por la Universidad de Salamanca. En busca de una vida más sostenible.
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