Lograr una mejor eficiencia energética en los elementos que nos rodean es uno de los grandes objetivos de los diseñadores de aparatos eléctricos, edificios y vehículos.
La calefacción y el aire acondicionado son las principales fuentes de consumo de energía, y representan el 75% del gasto total en un edificio. Gran parte de esta energía es desperdiciada por la falta de un aislamiento adecuado, fallos en los cerramientos o humedades. Por todo esto, en el caso de los edificios lo que se pretende es reducir al mínimo posible el gasto de energía dedicada a la aclimatación del edificio, lo que implica un asilamiento térmico correcto y un buen uso de los sistemas utilizados para calentar o refrigerar las estancias.
En los edificios que se construyeron sin tener en cuenta los parámetros necesarios para lograr una eficiencia energética óptima, es posible y conveniente realizar los cambios que mejoren ciertas características del edificio. Primero es necesario realizar un estudio que nos permita conocer, entre otros datos, los sistemas de calefacción y refrigeración empleados y las zonas principales donde se producen las pérdidas de calor. Entre los aparatos que se utilizan se encuentran las cámaras termográficas, que permiten conocer la temperatura de diferentes zonas de una forma sencilla.
Tras la toma de datos y su análisis se plantean las medidas necesarias para la mejora del edificio. A pesar de que en ocasiones el gasto inicial es elevado, queda amortizado al cabo de pocos años por el consecuente ahorro de energía.
En la Universidad de Salamanca se está llevando a cabo un estudio que permitirá mejorar la eficiencia energética de varios edificios. En el siguiente video explican brevemente el trabajo que se está realizando.