Nunca he creído en la frase esa que dice que en el amor y en la guerra todo vale, me parece que unas mínimas normas morales deben permanecer ante todo. Y esta introducción tan melodramática viene a cuenta de algo que vengo observando desde hace tiempo, y es que hay ciertas personas o colectivos que creen que en la lucha por llegar a una vida más sostenible y conseguir un planeta mejor vale todo. Intentan provocar algo que podríamos llamar greenfear o miedo a que si no se lleva una vida dentro de los parámetros de sostenibilidad o precaución fijados por una persona o colectivo concreto, algo horrible nos pasará.
Es decir, que estas manipulaciones tienen algo en común, crear miedo a base de una distorsión de la realidad o plantear un futuro apocalíptico si no se produce un cambio de rumbo. Y ojo, que no estoy diciendo que todo lo estemos haciendo bien, y que no se necesiten energías renovables o que el cambio climático no sea una amenaza real, pero la generación de este greenfear tiene un punto de maldad, como cualquier mentira, de inmoralidad e incluso ilegalidad. Al fin y a cabo no deja de ser un chantaje sentimental apelando a nuestros temores para que modifiquemos nuestra conducta.
Otro ejemplo es el del cambio climático, y una vez más recalco que no niego que el cambio climático sea un problema real, pero me da mucha rabia cuando se le atribuyen ciertos casos como la desaparición de acuíferos que han sido sobrexplotados por años. Haciendo esto lo único que se consigue es que no se busquen los verdaderos culpables y que por tanto no se ataje el problema. O dando datos o titulares confusos como en este caso, que no explican con detalle los hechos.
Con esto solo se consigue que la gente pierda el interés, ya que se puede llegar a pensar que si se ha derretido tal cantidad de hielo en tan poco tiempo ¿Para qué preocuparse? Al fin y al cabo nuestra vida no ha cambiado nada.
El greenfear es un engaño, exactamente igual al greenwashing, y al igual que este, perjudica seriamente el trabajo de científicos, divulgadores y ecólogos. Ya que, como escuché una vez, con una mentira lo único que se consigue es que no te vuelvan a creer y en este caso es el conjunto de personas que trabajan de forma profesional y comprometida quienes se ven perjudicados por las mentiras de unos pocos.
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Buen post Isa! Realmente nos meten tanto miedo que al final ya no nos creemos nada... nos atabalan con tantos titulares apocalípticos que nos hemos "inmunizado"...
Besos
¡Excelente post Isa!
Un abrazo desde Ambientologa.Net
Si, la palabras que has usado define muy bien lo que quería explicar. Al final la gente piensa que si tan mal van las cosas y su vida cotidiana sigue igual, no es necesario que se lleve a cabo ningún cambio en el mundo.
Saludos!
Muchas gracias Mariam!
Pues gracias, porque yo soy la primera que se asusta de cualquier cosa. Por otra parte, raramente comparto en mi web artículos fatalistas si puedo evitarlo, porque creo que una actitud positiva ayuda más al cambio.
Sí, muchas veces esa actitud fatalista que comentas lleva a pensar que ya no hay nada que hacer.
Muchas gracias por tu comentario
Las noticias apocalípticas respecto al clima son como el sensacionalismo de la prensa amarilla. Rectifico, en realidad es prensa amarilla. Lo que pasa es que la inmensa mayoría de la gente se informa (o se desinforma) con este tipo de prensa y de noticias. Lo cual hace que nadie se alarme porque cuando va a Benidorm o a Torremolinos, sigue comprobando que el mar no ha subido 70 m y cree que eso del cambio climático es un cuento de viejas, tipo el "chupacabras".
En resumen, es difícil convender a la gente de que la cazuela está al fuego y de que ellos son la dichosa rana que está dentro y se está cociendo a fuego lento.
Lo importante es informar con veracidad, sin dejarse llevar por titulares que llaman mucho la atención pero cuenta la verdad a medias. Y tampoco caer en el otro extremo, de que todo lo que se cuenta es mentira y que nuestro consumo y forma de vida es correcta al 100%.
Saludos