Ahora que se acerca Halloween os voy a contar una historia de zombies, una historia auténtica en la que se vive una verdadera aventura apocalíptica propia de cualquier episodio de The Walking Dead, eso sí, a pequeña escala, en concreto a escala de hormiga y hongos.
En esta historia terrorífica los hongos tienen el papel de “malos”, el hongo Ophiocordyceps secuestra el sistema nerviosos de las hormigas carpinteras en Tailandia y hace que estas tengan comportamientos anormales.
La historia comienza cuando una hormiga carpintera, que normalmente vive en la madera y hace su vida sobre los troncos de los árboles, es infectada por el hongo. Al principio esta hormiga sigue con su rutina, ajena al final catastrófico que le espera. Tras unos días la conducta de la hormiga empieza a cambiar, el hongo ha empezado a tomar el control de su cuerpo.
La hormiga zombie deambula sin rumbo y sufre convulsiones que hacen que caiga del tronco del árbol a las hojas de las planta del estrato inferior, que curiosamente es un ambiente húmedo que favorece el crecimiento del hongos.
Una vez allí, el hongo ordena al cuerpo sin voluntad de la hormiga que se aferre a una hoja con la mandíbula de tal manera que incluido después de muerta, el cuerpo de esta permanece pegado a la hoja, creando el ambiente perfecto para el desarrollo del hongo. Tras unos días de su cuerpo muerto se desarrolla el cuerpo fructífero de un hongo que dará lugar a nuevas esporas que infectarán a más hormigas.
Autor foto: Vipin Balinga