A la mayoría de las personas nos gusta consumir productos naturales libres de pesticidas y demás fitosanitarios, sin embargo es difícil saber cuándo las frutas y verduras cumplen estas características. Por otra parte, es cierto que los productos ecológicos tienen un precio mayor a sus equivalentes no ecológicos y no todo el mundo está dispuesto a pagar este precio extra.
La mejor opción sería que cada uno de nosotros dispusiera de su propio huerto y que a la hora de la comida, en vez de ir al supermercado fuésemos a nuestro pequeño huerto. Esto, por supuesto, es algo prácticamente imposible para muchos, la mayoría de la gente no dispone de jardín donde cultivar sus frutas y verduras favoritas.A pesar de todos los inconvenientes siempre hay quien no se resigna, un claro ejemplo son los huertos en las azoteas de los edificios o los huertos urbanos. Estas zonas proveen de alimentos a la comunidad que los cuida aunque su objetivo suele ser promover espacios sostenibles a través de la educación ambiental utilizando como medio una actividad muy gratificante.
En los casos en los que tan sólo disponemos del espacio de nuestra casa, también podemos sacar al pequeño agricultor que llevamos dentro, la clave es la adaptación. Está claro que no podemos plantar un naranjo en la terraza, pero ¿qué tal una tomatera en un balcón soleado? ¿y plantar cebollas en un balcón sombrío?. Es obvio que una maceta con una planta no impedirá que vayas al supermercado tanto como ahora pero seguro que los platos que cocines con los frutos de tu trabajo te saben mejor que cualquier otro.
En el caso de las casas sin balcón, lo mejor es decantarse por las plantas aromáticas, tomillos, albahaca, romero… además de poder utilizarlas en la comida o en remedios caseros, serán una fuente de belleza y olor en tu casa. Así que sabéis, sacad la azada y la manguera o la regadera y la maceta en función de vuestro espacio y ¡poneos manos a la obra en el cultivo a pequeña escala!