¿Sabías que el 11 de febrero es el Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia? Un día muy necesario para dar la visibilidad que no siempre han tenido las mujeres en la ciencia. Como en otros campos, en ocasiones mujeres muy notables cuya contribución fue relevante han sido olvidadas por la historia. ¿Cuántas mujeres aparecían en tus libros de texto? Pocas, ¿verdad? Me atrevo a decir que solo conoces a Marie Curie. La verdad es que son muchas más las que merecen un lugar dentro de nuestra memoria, más si tenemos en cuenta las dificultadas que tuvieron algunas para, simplemente, acceder a una educación superior.
Por eso me gustaría reconocer en este post a algunas de ellas. Mujeres que han pasado desapercibidas en los libros de texto a pesar de sus grandes contribuciones y, en algunos casos, a pesar de las dificultades e injusticias que encontraron en su tiempo.
Aquí solo expongo parte de las que son y solo una mínima parte de lo que lograron hacer.
Nettie Stevens (1861-1912)
Tras trabajar como maestra y bibliotecaria, Nettie Stevens logró ingresar en la universidad a la edad de 35 años. Algo que, como podéis suponer, no era muy común en aquella época, lo que no le impidió describir que el sexo de los individuos estaba relacionado con los cromosomas.
En la época en la que vivió Nettie Stevens aún se desconocía la razón por la que un individuo se convertía en macho o en hembra. De hecho, se pensaba que podía ser debido a factores ambientales durante el desarrollo.
Stevens se dio cuenta de que entre las mujeres y los hombres había una diferencia en los cromosomas, teniendo ellos una pareja de cromosomas formada por un cromosoma grande y otro pequeño (el cromosoma Y).
Rosalind Franklin (1920-1958)
Fue una química y cristalógrafa inglesa que tuvo mucho que ver en el descubrimiento de la estructura del ADN. A pesar de ello, su trabajo no solo ha pasado desapercibido a ojos de la historia, sino que también fue obviada ante sus propios colegas de profesión.
Frankling fue capaz de captar imágenes del ADN mediante la difracción de los rayos X. Por aquel entonces compartía campo de trabajo con Maurice Wilkins, quien sin el consentimiento de Rosalind Franklin mostró estas imágenes a Watson y Crick. En dichas imágenes se intuía la estructura helicoidal del ADN. De hecho, esta fue la clave que permitió Watson y Crick descubrir la famosa estructura de doble hélice del ADN. Ambos, junto a Wilkins, recibieron el Premio Nobel en 1962, quedando la aportación de Franklin sin reconocimiento.
Lise Meitner (1878-1968)
Meitner estudió física nuclear. Durante años ayudó a Planck medir la longitudes de onda de los rayos gamma y posteriormente formó equipo con Otto Hanh, junto al que descubriría un elemento químico, el protactinio (no es de los más nombrados, pero de verdad que existe). Junto a él también trabajó en el experimente de bombardear un núcleo de uranio con neutrones para obtener bario, lo que llevó a Lise Meitner a nombrar por primera vez el término fisión nuclear.
Meitner abandonó este campo de estudio cuando sus hallazgos derivaron en el proyecto de fabricación de bombas atómicas con la esperanza de que no se pudiesen llevar a cabo sin su ayuda.
En su honor se nombró meitnerio a un elemento químico (sí, el meitnerio también es un elemento químico).
Y estas son tres de mis aportaciones, claro está que hay muchas más que merecerían reconocimiento. Quizá en próximas ocasiones hable de ellas aquí, aunque lo ideal sería que este tipo de posts no fuesen necesarios en absoluto.