La alimentación es uno de los aspectos que más impacto ambiental tiene. No solo hay que tener en cuenta qué comemos, también cómo lo compramos. No es lo mismo consumir una pera producida en tu país que una que ha viajado miles de kilómetros hasta llegar a tu frutero.
Si nos referimos a la forma de envasar, y teniendo en cuenta que los envases de la alimentación suponen la mayor parte del plástico desechable que consumimos, te puedes hacer a la idea de lo que puede variar llenar el carro con o sin conciencia ambiental.
Por eso es importante que cada vez que vayas a consumir pienses un poco en el tipo y tamaño del impacto que quieres provocar. No se trata de cambios radicales, solo de pequeños gestos que poco a poca hagan tu cesta de la compra un poco más verde.
Planifica, ve andando o haz menos viajes
No puedo pedirte que vayas a comprar andando. Sería absurdo teniendo en cuenta que no te conozco, ni sé cuales son tus circunstancias. Lo que sí es fácil de hacer es planificar las compras, de esta manera ahorrarás viajes a la tienda. Menos trayectos significa ahorro de tiempo, y en el caso de que vayas en coche, también supone un ahorro de energía.
La mejor manera para acordarse de lo que tienes que comprar es ir apuntando todo lo que se va terminando, ya sean alimentos u otros productos. Las notas del móvil a mí me salvan la vida. Apunto todo lo que necesito, lo que se ha terminado y de lo que queda poco. Pero ojo, no acapares más de lo que puedas consumir y que sea perecedero. No tiene sentido ahorrar visitas al supermercado y desperdiciar comida.
Elige productos de proximidad y de temporada
¿Significa esto que nunca jamás podré comer un aguacate? No. Significa que hay que priorizar los alimentos producidos cerca a los que han viajado largas distancias. Ahora hay muchísima información y puedes reducir la huella de carbono de tu alimentación eligiendo productos de temporada y producidos en la zona en la que vives. Si no tienes claro cuáles son los alimentos de cada temporada, puedes consultar este calendario que ofrece la OCU.
Rechaza los envoltorios innecesarios
Ante un producto envasado y otro no, ya sabes: siempre el no envasado. Esto también hay que tenerlo en cuenta con productos que puedes elaborar en casa. ¿Realmente necesitas una crema de calabacín en tetrabrick? Seguro que está más rica si la haces en casa, más barata y con menos residuos. Desplastifica tus recetas, ganarás en salud y el planeta te lo agradecerá.
También puede ser un momento para pasarte al agua de grifo y dejar el agua embotellada o plantearte el uso de la yogurtera y dejar de comprar los yogures en envases de plástico.
En este apartado, por supuesto, puedes incluir todos los desechables que utilices, platos y vasos, servilletas o pañuelos de papel… invierte en reutilizables y ahorrarás en viajes al supermercado.
Menos carne y más vegetales
Sigue una dieta baja en cambio climático. Es muy sencillo, los alimentos de procedencia animal tienen una mayor demanda de superficie, agua y las emisiones de dióxido de carbono que generan son mucho mayores que en los vegetales. No se trata de hacer una cambio radical, cada cual elige su dieta por unos motivos, pero reducir el consumo de carne tendrá grandes beneficios en el planeta. Si buscas en internet, descubrirás que hay muchas recetas vegetarianas muy ricas y sencillas de hacer.
Te dejo unos enlaces por si quieres echarles un ojo a estas webs de recetas:
Lleva bolsas reutilizables
Ya sabes que no solo basta con una bolsa. Si quieres evitar plástico innecesario necesitas una pocas más. Unas grandes para llevar la compra y otras más pequeñas para comprar a granel. De esta manera ahorras residuos de una forma muy sencilla.