Hace tiempo hablaba de las personas que ponían excusas para no reciclar. Hace poco me he dado cuenta de que también hay otro grupo de gente que pone la excusa de sí reciclar para no reducir residuos. La verdad es que yo también he estado en ese grupo. Tampoco voy a decir que ahora lo haga todo bien y que no necesite ir de vez en cuando hasta el contenedor de reciclaje, pero la verdad es que cada día soy más consciente de que reciclar no sirve de nada si antes no has hecho todo lo posible por reducir los residuos que generas. Y no me entendáis mal, todo lo que se pueda reciclar se debe reciclar. Pero siempre hay que señalar que al principio de todo se encuentra algo más importante: REDUCIR.
No te conformes con reciclar
Muchas veces me encuentro explicando por qué hay ciertos productos que prefiero evitar, o por qué me «gasto» el dinero en una botella reutilizable cuando son mucho más baratas las de plástico. Después de cada pregunta siempre la misma conclusión: se puede reciclar.
Es fácil que hayamos interiorizado fácilmente que es necesario reciclar, pero no tanto que es imprescindible reducir. Hay muchas campañas que fomentan el reciclaje, o empresas que presumen de que sus productos están fabricados con materiales reciclados. Lo raro será encontrarnos con una campaña que fomente que bebas agua de grifo, o que hagas el zumo en tu casa, mejor que comprar uno envasado. Eso iría en contra del beneficio económico que persiguen la mayoría de los anunciantes.
No existen compañas que fomenten reducir residuos
La publicidad pro-reciclaje es muy poderosa y necesaria, pero si no va acompañada de campañas pro-reducción es peligrosa. Puede hacernos pensar que cuanto más reciclamos, más sostenible es nuestra vida. Sin embargo, es justo lo contrario. Sobre todo porque, a pesar de que nunca se hable de ello, el reciclaje también genera contaminación. (Pero nunca tanta como no reciclar, así que sigue separando residuos 🙂 )
No es más eco el que más recicla
Si tu bolsa para reciclar se llene cada vez antes es síntoma de que algo estamos haciendo mal. La mayoría de las veces esto se debe a que el consumo es excesivo o poco recapacitado. Pero no te preocupes, hay un camino para que tu bolsa de reciclaje sea cada vez más pequeña, solo tienes que hacer un pequeño análisis de qué hay dentro de ella.
La próxima vez que vayas al contenedor de reciclaje piensa qué hay dentro y hazte unas cuantas preguntas. Fíjate en cada uno de los objetos que tiras y haz una serie de preguntas:
¿Puedo prescindir de este producto?
Es la principal pregunta. Si la respuesta es sí ya tienes un gran trabajo hecho. Si la respuesta es no, tendrás que seguir haciendo las siguientes preguntas.
¿Hay alguna alternativa sin envase?
Cuando empecé a reducir los envases que usaba, lo primero que me sorprendió fue la cantidad de alternativas que existen. Champú, gel, desodorante o pasta de dientes se pueden encontrar sin envases y en productos de gran calidad. Muchas veces incluso mejor que los «convencionales».
¿Es algo sano? ¿Puedo intercambiarlo por algo que sí lo sea?
Especialmente en temas de alimentación podemos encontrar productos que además de llevar envase no son sanos. Seguro que hay algún fruto seco que puedas comprar a granel que sustituya a ciertos snacks que van en bolsa de plástico. Una vez más, vida sostenible y saludable van de la mano.
¿Es algo que puedo hacer en casa?
Otra fuente de residuos son los platos precocinados. Muchas veces pensamos que los platos que ya vienen preparados son difíciles de elaborar, pero solo hay que intentarlo para ver que existen muchas alternativas sin plástico. De verdad que con un poco de tiempo e interés lograrás, por ejemplo, pizzas igual de ricas que las que van en envase. Además, seguro que son más sanas.
Espero haberte ayudado. Cuéntame cuál es tu forma de reducir residuos.