Seguro que ya sabes qué es la obsolescencia programada y seguro que a ti también te da mucha rabia comprar sabiendo que ha sido diseñado para estropearse tras cierto tiempo. Pero la obsolescencia programada no es la única, hay otros tipos que generan los mimos impactos que esta. Todos los tipos se pueden prevenir si somos conscientes de su existencia y de cómo funcionan.
Obsolescencia Programada
Obsolescencia Percibida
En este caso lo único que cambia es el diseño, no quiere decir que el producto deje de funcionar. Las empresas solo cambian el diseño cada cierto tiempo. Esto provoca en los consumidores la sensación de que tienen productos antiguos. Donde más se nota es en la ropa, y por ello tenemos la sensación de que hay que salir a comprar ropa de “esta temporada”
Obsolescencia de Especulación
Es la que más afecta a los ordenadores, móviles, tablets… nos hacen pensar que hemos comprado el producto definitivo y a los pocos meses sale otro que tiene la pantalla más grande, una cámara con más megapíxeles o mayor capacidad. Parte de esto es resultado de la investigación, pero no te engañes, que ofrezcan los avances con cuentagotas es para aumentar las ventas. Podrían haber lanzado un producto con todas las características, pero haciendo estas “mejoras” cada pocos meses hace que la empresa parezca más innovadora y que los productos que tienes no son lo suficientemente buenos nunca.
¿Cómo luchar contra la obsolescencia?
Como ya hemos visto hay distintos tipos de obsolescencia y la forma de combatirlas es diferente. Para luchar contra la primera debemos tener en cuenta que la reparación siempre es mejor que comprar un aparato nuevo, de esta forma alargamos la vida útil y evitamos residuos y consumo de materias primas.
También seguiremos pendientes del sello que determinará qué productos están libre de este tipo de obsolescencia y que permitirá a los consumidores decidir a qué empresas entregamos nuestra confianza.
En cuanto a la obsolescencia percibida y de especulación, la forma de evitarlas es analizar nuestra actitud:
1. Pensar antes de comprar si realmente lo necesitas. Puede que solo creas que lo necesitas.
2. Si es algo que no vas a usar mucho, puede que prefieras pedirlo prestado.
3. Utilizar productos de segunda mano, son más baratos y suelen estar en buen estado.
4. La economía colaborativa puede ser la solución que buscas. Intercambiar, alquilar en vez de comprar, compartir… son las bases de la economía colaborativa.
5. No dejarse engañar por el marketing. Tener siempre el último móvil, por ejemplo, es una carrera que no vas a ganar nunca, de hecho, vas a perder un montón de dinero.
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