Sin duda el papel fue un gran invento, pero su fabricación está ligada a la modificación del paisaje y, en los peores casos, con la deforestación. Por eso, desde hace décadas, algunos nos hemos acostumbrado a utilizar el papel reciclado, o bien, el ecológico, que no utiliza cloro en el proceso de blanqueamiento. Ahora se presenta otra alternativa, un papel que no utiliza ni árboles, ni agua, ni tampoco cloro en su fabricación: está hecho con piedra.
Sus componentes básicos son caliza, yeso y mármol, y para unir estos componentes utilizan una resina. En su proceso de fabricación también son más eficientes, ya que se necesita menos energía para su fabricación, además es un material polivalente, que puede ser utilizado como papel o como plástico.
Tiene la misma apariencia que el papel de toda la vida, un poco más satinado, pero se escribe bien y no se corre la tinta. Lo que más me ha sorprendido y gustado es que, al no estar fabricado de un material absorbente, no se estropea con el agua y la tinta permanece intacta. Yo he hecho la prueba, lo he metido en un vaso con agua y después de una hora seguía perfecto. Esto es una gran ventaja cuando se realizan trabajos de campo en condiciones lluviosas. Otra gran ventaja es que para su eliminación simplemente necesita estar expuesto al sol de tres a nueve meses, pero si no queréis esperar tanto tiempo con los papeles al sol, es el contenedor amarillo en el que se debe depositar este material.
La principal desventaja que presenta es el precio, pero la empresa que lo comercializa en España confía en que en el plazo de 5 a 7 años su consumo se haya extendido, esto supondría la disminución de los árboles talados y un ahorro en la energía empleada para su fabricación.