En esta entrada voy a hablar de los “no residuos”, de esos restos que puede que en otro tiempo fuesen a la basura pero que poco a poco hemos ido descubriendo su potencial y ahora no te planteas dejarlos pasar sin obtener todo su potencial.
Posos de café
Como yo no tomo café a mí me los guardan, los puedes meter un tarro de vidrio y usarlos como exfoliante, bien solos frotándolos o con ayuda de alguna crema si la sensación te parece demasiado fuerte.
Los posos de café también pueden ser usados para evitar malos olores en la nevera, aunque yo personalmente no los he usado nunca con este fin. El caso es que dicen que si los metes una vez secos adsorben los malos olores que pueda haber.
Por último, puedes espolvorear unos posos de café, no demasiados, para mantener alejados a babosas, mosquitos y hormigas de tus árboles. Aunque el uso es limitado en el tiempo, resultan muy útiles contra plagas estacionales.
Piel de cítricos
Si tienes lavavajillas y a veces desprende un olor desagradable, pon la piel de un limón en su interior. Puedes ponerlo en uso con la piel dentro (asegúrate de que no puede moverse para que no estropee la máquina) y olvídate de los malos olores para siempre.
Además de este uso, los puedes emplear para hacer limpiador casero, para eso solo necesitas seguir pasa a paso la receta que proponen en el blog Organicus.
También si lo mezclas con agua, alcohol y canela tendrás un ambientador muy sencillo y económico.
Aceite
Con el aceite voy a empezar a contar lo que no se debe hacer: nada de tirarlo por el váter para evitar que se atasquen las tuberías, el agua se contamina de todas formas. Tampoco nada de empapar papeles en aceite usado, en el vertedero se producirán lixiviados que también contaminarán.
La única solución posible que queda, si no quieres aprovecharlo en casa, es que lo lleves a un punto limpio. En algunas ciudades también hay contenedores fuera de los puntos limpios a los que se puede llevar (en el caso de mi ciudad se tienen que llevar metidos en una botella de plástico).
Si lo que quieres es hacer jabón en casa, como se hacía normalmente hace años, solo necesitas el aceite filtrado, agua y sosa. Eso sí, en un ambiente ventilado para evitar peligros.
Tarros de vidrio
¿Quién no ha lanzado un grito de pánico cuando ha visto que iban a tirar un tarro de vidrio a la basura? Pues eso, que son auténticos tesoros, lo mismo los puedes usar para almacenar comida, que usarlos a modo de tupper cuando comes fuera de casa, que los usas como portavelas…
Los usos son muchos y lo mejor de todo es que duran mucho, son fáciles de limpiar y, si finalmente se rompen, su reciclaje es muy sencillo y seguro tendrán muchas vidas más.
Restos orgánicos
Si tienes un huerto, parcela o jardín podrás hacer compost, es decir, transformar los restos orgánicos en abono orgánico. Tus huerto y tus plantas seguro que lo agradecen. A diferencia de lo que puedas pensar, hacer un compostador es muy sencillo y no necesitas mucho para hacerlo. Dependiendo del volumen de residuos que generes puedes utilizar un contenedor de los que ya venden, o bien fabricarlo tú mismo con cajas, pallets o mallas de alambre. Hay muchos modelos para hacerlo.
En el caso de que vivas en un piso, puede que no quieras recurrir a compostaje, pero si vives en una ciudad en la que hay huertos urbanos, probablemente puedas acercarte allí y colaborar con ellos a través de tus residuos orgánicos.
Y si queréis rescatar muchos restos orgánicos, os recomiendo las ideas de Picniquete para no desperdiciar nada en la cocina.
Así que ya sabéis, en la cocina hay muchos “no residuos” que están esperando a ser rescatados, ¿se te ocurre alguno más?