En las grandes ciudades, donde el espacio para la vegetación ha quedado reducido a los parques, está surgiendo una nueva tendencia que consiste en la incorporación de la vegetación en los propios edificios.
Esta tendencia quizá empezase con los balcones llenos de plantas que observamos en nuestras ciudades. Después los arquitectos empezaron a introducir las plantas en los edificios, primero en las cubiertas vegetales y posteriormente en las fachadas de los edificios.
Los recubrimientos vegetales tienen múltiples ventajas, regulan la temperatura del interior, reduciendo los gastos destinados a la aclimatación, amortiguan los ruidos, mejoran la calidad del aire, son hábitat de fauna beneficiosa para el ser humano y tienen alto valor estético.
Para añadir un punto más a esta práctica, en algunos edificio se diseñan invernaderos en las azoteas. De esta manera podríamos disfrutar de nuestras propias verduras y hortalizas sin necesidad de salir del edificio. Esto, además de ser muy cómodo para los residentes, reduciría las emisiones de dióxido de carbono producidas en el transporte de alimentos.
Ahora, además se planea la incorporación de árboles. Este es el caso de los dos edificios que están en construcción en el centro de Milán y que seguro que atraen la mirada de muchos turistas.